No importó nada
que corriéramos desnudos
libres y desinhibidos
bajo la lluvia
aunque al unísono notásemos
estremecerse los muros
de los prejuicios,
anclados en el pasado
en turbios túneles oscuros
sin lugar a dudas.
Nos empapaba la mañana
nuestros cuerpos
los primeros acordes del agua
el silencio, la vida al borde del éxito...
y la música.
Siempre la música.
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