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sábado, 18 de junio de 2011

Los sueños verdes

Y la miré mientras lentamente amanecía, en silencio.
y sin hacer demasiado ruido me levanté para dar una vuelta junto a los primeros atisbos de vida de la mañana.

Quise recoger el ramo mas grande y hermoso de flores que jamás nadie hubiera imaginado para ella una a una las mejores flores con mis propias manos, y así demostrarle mi afecto, y que cuando despertase quedase prendada del aroma de miles de pétalos de colores sembrados a titulo de alfombra persa por todo el suelo de la habitación.

Pero no podía cortar de cuajo tanta belleza del paisaje para condenarla a unas horas en un bonito jarrón con los pies mojados. Sería mejor gesto prepararle su desayuno favorito y después invitarla a dar un paseo por ese privilegiado escenario de la naturaleza.

De repente cayeron miles de infinitas gotas de agua provenientes de todas partes bombardeándonos sin parar. Ella despertó súbitamente y se acabó toda la sorpresa. Se acababa de poner en marcha el sistema de riego del huerto.

Pobre infeliz de mi,
nuevamente estuve flotando entre sueños, y cuando desperté colgado de mi realidad y empapado de agua me di cuenta que yo solo era un pimiento verde.

Añoro los sueños verdes.

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